¿Cómo saber si uno es profeta? Seguramente es una pregunta habitual en la vida del creyente, no hay manera de dar una respuesta 100% veraz, ya que depende del contexto religioso, cultural y personal que pudiera encontrarse en tu vida y principalmente el trato que tenga el Señor con cada uno, sin embargo, en este post veremos algunos puntos generales que podrían ayudar en la reflexión de esta posibilidad.
¿Qué es un profeta?
Es simplemente alguien que habla por inspiración divina. Erróneamente se ha llegado a creer que el don de profecía que menciona la biblia en el popular capitulo de efesios ‘los dones espirituales’, es un mero adivinar. Aunque obviamente esa no es la misión de los profetas, si guarda alguna relación.
Al recordar al profeta Samuel, quien indudablemente es uno de los más grandes referentes en la biblia de como opera un profeta, vemos que él usó el don de profecía sin ninguna connotación espiritual, ni de edificación, simplemente le dijo a Saúl donde estaba lo que el buscaba (unas asnas).
Por lo tanto, de allí viene el pensamiento de que un profeta es alguien que adivina o predice el pasado, presente o futuro, y como pudimos analizar, ese pensamiento no es del todo equivocado, pues, puede ser así como Dios le habla a los profetas.
¿Cómo se identifican los profetas?
El don de profecía de la escritura, se refiere al que trae una palabra para edificación del pueblo, como mencioné, no se trata de un mero ‘adivinar’.
En la palabra se habla de aquellos quienes pretenden usar esta virtud celestial con un fin inadecuado como falsos profetas.
Falsos profetas
Como ejemplo de un falso profeta en la actualidad, está el típico hermano que llega a una congregación y se anuncia como un varón de Dios. Luego va y le dice a una hermana, que el Señor le reveló que ella debía casarse con él o algo referente a la ofrenda.
Esto es con el claro propósito de llenar su propio vientre. Sabemos que quien tal haga no va a recibir la recompensa de un profeta como lo dice la biblia.
Una vez más es necesario aclarar que no hay que menospreciar o descartar que alguien habla por el espíritu de Dios por el hecho de que hable o no, de temas que nos parecen poco espirituales.
Recuerdo un testimonio de una persona que llevaba muchos años orando y pidiendo a Jehová que su papá la acompañe a la iglesia, pero en todo ese tiempo el papá no quería ir y solía inventar alguna excusa.
Un día venía a la congregación un profeta muy famoso y la hija cuyo papá no quería asistir, oró y derramó su corazón fervientemente delante de Jehová para que Dios le concediera su petición.
Finalmente se le dio, y ella estaba segura que ese profeta iba a dar una palabra excitante e intensa, pero el siervo predico en la genealogía de Jesús que se encuentra en el evangelio de Mateo.
Mientras el hombre predicaba de quien era hijo de quien durante generaciones y generaciones hasta llegar a Jesucristo, la hija pensó que con esa palabra tan aburrida, su papá nunca más la querrá acompañar a la iglesia.
Sin embargo al final de la prédica, el papá le dijo a su hija que esa palabra habló a su corazón y el anhelaba tener una familia así de grande también, por eso pasó al frente y se recibió 🙂 .
En esta coloquial anécdota, se puede comprobar claramente que ese don espiritual no es algo para menospreciar ni tener en poco, y los que lo poseen son muy bienaventurados.
Pero ciertamente requiere de tener una muy estrecha relación con Dios y mucha sensibilidad hacia el mundo espiritual
Reflexión final
Un verdadero profeta, cuando habla inspirado por Dios, es para edificación del pueblo, pero también te puede dar una palabra personal sobre una petición o algo que necesites en ese momento.
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